AZULEJO VIDRIADO Y POLICROMADO
En la actualidad se conservan, a diferencia de los azulejos de estilo gótico-mudéjar, muchos ejemplares de azulejos de esta época. Ejemplares que, además, podemos contemplar en muchos de sus lugares donde fueron colocados. La ciudad de Valencia fue el principal foco productivo contabilizándose varias fábricas de gran importancia y reconocido prestigio.
PROCESO DE FABRICACIÓN DEL AZULEJO VIDRIADO Y POLICROMADO
La base de la elaboración de estos azulejos es muy similar a la utilizada en la época gótica: sacada la pieza de barro aún tierno del molde de madera que le había dado las proporciones de largo, ancho y grueso, se secaba en paraje poco aireado y sin sol para cocerse en horno a una temperatura de unos 800 a 900º C para obtener la pieza en bizcocho. Un vez cocido el azulejo se le da una capa de barniz cerámico, que no es mas que un vidriado opaco blanco sobre el que se decora con óxidos de metales; azul de cobalto, verde de cobre, negro amoratado de manganeso, amarillo de cadmio, naranja de plomo y todas las posibles mezclas de estos óxidos básicos. También se utilizaba como referencia, para proceder a la decoración, un estarcido que consistía en un papel con perforaciones muy finas siguiendo las líneas del dibujo por las que se hacía pasar carbón vegetal refinado. Depositado sobre el azulejo ya esmaltado, quedaba insinuada la silueta del modelo.
Izquierda: Prensando un azulejo a partir de un marco de madera con las dimensiones aproximadas de la pieza. También se utiliza el molde de escayola en este primer paso. Derecha: Una vez cocido o bizcochado el azulejo se procede al esmaltado o barnizado, a mano, con ayuda de un simple recipiente para extender el esmalte sobre la superficie.
Izquierda: Decorando un azulejo en forma de estrella de estilo renacentista. Derecha: Decorando un azulejo para reponer una pieza inexistente en un panel original del siglo XIX. Notar que los colores cerámicos en crudo, sin cocer, difieren bastante del resultado final obtenido tras la cocción.
Una vez terminada la decoración, el azulejo se introducía de nuevo en el horno para cocerlo por segunda vez a una temperatura similar a la de la primera, de 900 a 1000º C.
La función de esta segunda cocción es la de fundir el vidriado cerámico junto con los óxidos de los metales que se transformaran en vivos y duraderos colores.
EN LA ACTUALIDAD
Básicamente el proceso que empleamos para la fabricación de los azulejos de estilo barroco popular valenciano es el mismo. Los cambios más significativos se encuentran, por una parte, en las materias primas utilizadas, y por otra, en la utilización de modernos hornos para la cocción de materiales cerámicos. Hemos de destacar que los procesos que marcan la calidad artesanal de la pieza siguen siendo totalmente manuales. Es decir, la placa de barro se sigue fabricando a mano utilizando como matriz un molde, al igual que la decoración de las piezas, en este caso utilizando simplemente un pincel y trazando los motivos a mano alzada con ayuda del tradicional estarcido de papel.
Esta técnica también se aplica a la práctica totalidad de las colecciones de azulejos de que se compone el catálogo de La Cerámica Valenciana de José Gimeno.