SOCARRATS EN ROJO Y NEGRO
Es difícil encontrar datos referentes a la producción de “socarrats” en los documentos de la época a diferencia de las múltiples referencias a contratos de fabricación de azulejos esmaltados. Quizá esta falta de información documental es debida al escaso valor que en su época se le otorgaba a estas piezas, eclipsadas, sin duda, por la gran aceptación de que gozaban los azulejos esmaltados de la ciudad de Manises. Aunque se han encontrado muchos ejemplares de “socarrats”, la cantidad no es ni mucho menos comparable con los innumerables restos de azulejos esmaltados de la misma época y lugar de fabricación. Por lo tanto, estamos ante un ejemplo singular de producción cerámica.
PROCESO DE FABRICACIÓN DEL “SOCARRAT”
La elaboración de estos azulejos o placas parece estar sujeta al siguiente proceso: sacada la pieza de barro aún tierno del molde de madera que le había dado las proporciones de largo, ancho y grueso, se secaba en paraje poco aireado y sin sol; después se la cubría de una ligera capa de pasta blanca , tierra caolínica ó arcilla blanca muy calcárea ó, incluso, con cal y sobre ella se pintaba con óxido de hierro y óxido de manganeso (rojo y negro respectivamente), se introducían las placas en el horno, quedando al salir de ésta única cochura a unos 800º 900º centígrados, con resistencia para ser colocados en los techos y con las pinturas, permanentes y de aspecto mate. Esta particularidad de someterse tan solo a una cocción, les valía el calificativo de “socarrats”, término del lenguaje valenciano utilizado para denominar las piezas de barro cocido una sola vez. Con este nombre propio se han conservado los escasos ejemplares originales conocidos. Aunque este método es el más aceptado debemos considerar variaciones respecto al mismo. Así, debemos aceptar que existen ejemplos de “socarrats “ decorados en frío (decoración no cerámica) y también otros realizados en dos cocciones, una para obtener la placa en terracota y una segunda para consolidar la base blanquecina y los colores.
AZULEJOS GÓTICOS VIDRIADOS Ó “RAJOLETES”
Se designan habitualmente con este término los azulejos decorados en azul de cobalto o verde de cobre y manganeso con un fondo blanco. Son muchos los ejemplares de estos azulejos los que han llegado hasta nuestros días lo que refuerza la idea de que en su momento gozaron de un gran auge y alto nivel de producción. También son muchos los documentos publicados sobre contratos de compra de estos azulejos a los maestros ceramistas “mestre de fer rajoles” de Manises. El destino de estos azulejos góticos no fue solo las tierras valencianas. Se extendieron por toda la península e incluso por ciudades europeas.
PROCESO DE FABRICACIÓN DEL AZULEJO GÓTICO VIDRIADO Y DECORADO
Para la fabricación del azulejo, el procedimiento empleado es el mismo que para hacer las placas de “socarrat” , es decir, a partir de un molde que conforma el formato y tamaño de la pieza y una posterior cocción en horno a una temperatura de unos 800 a 900º C para obtener la pieza en bizcocho. Un vez cocido el azulejo se le da una capa de barniz cerámico, que no es mas que un vidriado opaco blanco sobre el que se decora con óxidos de metales; azul de cobalto, verde de cobre y negro amoratado de manganeso.

Izquierda: Prensando un azulejo a partir de un marco de madera con las dimensiones aproximadas de la pieza. También se utiliza el molde de escayola en este primer paso. Derecha: Una vez cocido o bizcochado el azulejo se procede al esmaltado o barnizado, a mano, con ayuda de un simple recipiente para extender el esmalte sobre la superficie.
En general, en la edad media el azulejo se podía decorar a mano alzada. Si el azulejo tenía que coincidir su dibujo con uno complementario o bien pertenecía a una serie en la que todos debían conservar un misma similitud, se utilizaba como referencia un estarcido que consistía en un papel con perforaciones muy finas siguiendo las líneas del dibujo por las que se hacía pasar carbón vegetal refinado. Depositado sobre el azulejo ya esmaltado, quedaba insinuada la silueta del modelo.
Una vez terminada la decoración, el azulejo se introducía de nuevo en el horno para cocerlo por segunda vez a una temperatura similar a la de la primera. La función de esta segunda cocción es la de fundir el vidriado cerámico junto con los óxidos de los metales que se transformaran en vivos y duraderos colores. Evidentemente la resistencia de un azulejo vidriado ó “rajoleta” es mucho mayor que la de los “socarrats”. Después de estar instalados en suelos y paredes desde la edad media todavía hoy podemos contemplarlos incluso en sus localizaciones originales, evidentemente desgastados tras el uso y el paso del tiempo.

Izquierda: Aplicando el estarcido a un azulejo pequeño. Derecha: Pintando un azulejo “socarrat” sobre el caballete. La caña o vara se utiliza como soporte para la mano.
EN LA ACTUALIDAD
Básicamente el proceso que empleamos para la fabricación de los azulejos socarrats o rajoletes es el mismo. Los cambios más significativos se encuentran, por una parte, en las materias primas utilizadas, y por otra, en la utilización de modernos hornos para la cocción de materiales cerámicos. Hemos de destacar que los procesos que marcan la calidad artesanal de la pieza siguen siendo totalmente manuales. Es decir, la placa de barro se sigue fabricando a mano utilizando como matriz un molde, al igual que la decoración de las piezas, en este caso utilizando simplemente un pincel y trazando los motivos a mano alzada con ayuda del tradicional estarcido de papel.